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domingo, 5 de junio de 2011

El estrés del viaje: las encomiendas



Si bien el viaje es de vacaciones, ya que hay pocas actividades académicas para hacer, tiene sus momentos de estrés. Uno de ellos es el momento de mandar encomiendas.
Yo me vine preparada desde Montevideo con la dirección anotada (código postal incluido), la cinta marrón para embalar la caja, el drypen para escribir en la caja, los pegotines del grupo de viaje para la caja y la mar en coche.
Habíamos averiguado que en Tailandia es muy cara la encomienda, pero entre que no tenía mucho espacio en la valija (me compré una mediana), tenía que ir mandando si o si, ya que dicen que en Nepal e India se compran muchas cosas porque es barato.
El día anterior preparé todo para mandar la encomienda, poniendo en bolsas de nylon y envolviendo las cosas que se podían romper, incluso pesé todo en la balanza y pesaba 3kgs nomás. Como al día siguiente era sábado, averiguamos que el correo abría los sábados de 8 a 12hs.
Nos levantamos a las 7 de la mañana, para ir a desayunar tranquilos y después ir al correo con los bultos, con tiempo de anticipación, cosa de llegar cuando abriera y que no estuviera lleno de gente. Fuimos caminando y el mapa que nos habían dado estaba mal, por suerte nos avivó otro compañero del viaje.
Cuando llegamos, que entre cosa y cosa llegamos a las 9, nos dimos cuenta que no nos alcanzaba la plata en baths (moneda local) y no aceptaban dólares ni tarjeta de crédito, así que mientras algunos armábamos la caja, otra compañera salió a buscar un banco, que obviamente estaban todos cerrados porque era sábado. Por suerte encontró un cajero, aunque cobraba una comisión alta, igual pudimos sacar plata-
Mientras armábamos la caja (la nuestra quedó hermética), todos los demás integrantes del grupo fueron llegando, y nos pedían la cinta y el drypen (yo llevé una cinta sin uso de Montevideo y nunca me la devolvieron), nos preguntaban datos (códigos postales de distintos barrios) y hasta terminamos prestando plata a gente que llegó a último momento.
Con la locura del armado de caja, terminamos saliendo del correo cuando estaba cerrando. En nuestro grupete estábamos de mal humor porque habíamos planificado todo, habíamos dormido poco en la noche y obviamente el resto, estaban todos desorganizados y eso hizo que nos atrasáramos nosotros también y perdimos toda la mañana en el correo.

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